La transición energética es actualmente el proceso de transformación socioeconómica que mayor convocatoria agrega a nivel mundial, ante la imperativa necesidad de lograr empezar a revertir las afectaciones generadas al bienestar y la sostenibilidad del ambiente, garantizando el acceso a la energía de forma segura y justa, aprovechando a la innovación y los desarrollos tecnológicos que hoy viabilizan el aprovechamiento de nuevas fuentes energéticas.
Bajo esta iniciativa se enmarcan casi la totalidad de las agendas de políticas públicas, acuerdos y compromisos internacionales, donde se hallan grandes apuestas correspondientes a todos cambios por alcanzar y, por consiguiente, grandes retos que superar. Las metas y plazos fijados a dónde apunta toda esta planificación, son prueba de la trascendencia que lograr incorporar las energías renovables a nuestro modelo socioeconómico y los cambios en ciertos paradigmas de generación y uso de energéticos, para los cuales existe mucha innovación que faculta su aprovechamiento, sin embargo, los primeros pasos en la transición requieren aunar sectores públicos, privados, academia y la sociedad que logren encauzarla.
En este mapa global de transición, Colombia figura como uno de los países llamados a ser protagonista y referente en virtud de la disponibilidad de recursos, las llamadas Fuentes No Convencionales de Energía Renovable – FNCER, que, en últimas, determina las capacidades de transformación de una matriz energética mediante la innovación e implementación y adaptación tecnológica para su aprovechamiento eficiente.
Y es allí, dentro de este mapa, donde La Guajira figura como el escenario ideal, en función de la disponibilidad de los recursos primarios, entendidos como radiación solar y velocidades de los vientos, principalmente, sumados a la latente necesidad de proveer a sus comunidades de dicho servicio, al ser esta una región rezagada en términos de cobertura y disponibilidad de energía, en particular, servicio de energía eléctrica. Las condiciones mismas del territorio, la distancia relativa frente al Sistema Interconectado Nacional – SIN, y los condicionantes técnicos y financieros que viabilizan al sector eléctrico, se han conjugado en perjuicio de este departamento, ubicando a gran parte de su territorio por fuera del beneficio de contar con seguridad energética, un flujo constante y confiable de electricidad, que permita dinamizar su economía. Solo al entrar las renovables a la escena, el departamento encuentra una posibilidad latente de lograr la provisión de este servicio fundamental y aportar a la transición energética regional y nacional.
Es por eso que desde Vertical-i y su iniciativa KAI, Centro de Energías 4.0, se apuesta por aportar la innovación requerida que faculte al territorio para lograr cubrir las necesidades energéticas y lograr disminuir las brechas en cobertura y calidad del servicio. Actualmente, se encuentra abierta la convocatoria sobre tres retos para recibir propuestas innovadoras a nivel tecnológico que den respuesta a problemas que la vinculación de renovables a la matriz energética han traído consigo, como la determinación de elementos básicos para la consolidación de la figura denominada comunidad energética, la optimización de sistemas de almacenamiento y provisión ininterrumpida de energía eléctrica y el desarrollo de un sistema para registro confiable de disponibilidad y consumo de energía para soluciones fotovoltaicas individuales.
Esta es la gran oportunidad para lograr acercar a las comunidades a la transición energética y dotarlas de la innovación y tecnología necesaria para su uso eficiente. Si eres experto en el sector energético o diseñador de modelos de negocios exitosos, no dudes en participar. Visita el enlace que le abre la puerta al futuro de las energías renovables: https://vertical-i.com/convocatoria/
Escrito por: Mario Riveros – Líder de innovación en Vertical-i
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